Latidos de cariño y afecto que nutren al Alma.Gracias por su visita.

martes, 27 de octubre de 2009

Las noches con buelita ( 2 da. y final )

Buelita, le gritaba desde el salón…¡Toño!, ¡Toño!, ¿porque no viniste por la llave?Y esa persona furtiva, hechó a correr, hacia el solar del fondo, ese enorme patio, que tenía infinidad de salideras hechizas.
( en la foto,se ve la puerta de rejilla de lo que un día,hace muchos años,fue mi hogar)


Mi tío Toño llegó en ese momento, desde el zaguán grande, el del frente, con libros bajo el brazo, y buelita, se volvió mas desconfiada.¿Quien era el que corrió?Nunca lo supo.
Tuvo miedo de que a su niña le pasara algo.Y por eso cargaba conmigo, en las noches, de salón en salón.


Cuando me vencía el sueño, a pesar de tantas historias contadas por mi abuelita, juntaba unas 3 sillitas, o en un mesabancos, de esos en que cabían 2 o 3 alumnos, y ahí, me acostaba, mientras acababa de limpiar ese lugar.
Si había muchos moscos, me tapaba con trapitos, o con una toalla, y al terminar de asear ese salón, llamaba a mi tío Ángel, al loquito, para que me cargara, y me llevara al siguiente salón, mientras ella pasaba el recogedor, las escobas, el trapeador, trapos de limpieza, quinqués, al siguiente lugar.
Si yo quería estar en el dintel de la puerta de un salón, escudriñando los alrededores, que estaban bien oscuros, mi abuelita me dejaba, decía no tengas miedo, tu tío Ángel, esta cerca.En noches de luna llena, si se lograba mirar mejor los grandes patios, los corredores, pero aun así, existían grandes porciones de la escuela, que estaban en oscuridad total.
Al terminar de barrer los salones, mi abuelita, nos íbamos a casa.Me acostaba en el petate, frente a la puerta de rejilla, y le ordenaba a mi tío Ángel, no despegarse mucho de los alrededores, y entonces, después de todo lo que ya había barrido, salón tras salón, corredores y patios; seguía con el lavado de los servicios sanitarios.Acababa después de las 10 de la noche, porque tenia primero que sacar agua del pozo, o de la pileta, que estaba frente a los baños de las niñas, como a 5 metros de distancia.
Al termino de la jornada del dia, todos a dormir.Yo con buelita, aunque de muy pequeña, me hiciera la chis en la cama.Soñaba cosas curiosas, como que volaba sobre nubes, y no hacia caso de ir al baño.Pero buelita, nunca me regaño por eso.Se levantaba muy temprano a bañarse, y a bañar a su niña con agua tibia.
Yo llegue muy débil a sus brazos.Con una gran anemia.
Siempre me llevó con medico tras medico.Como con el doctor Del Ángel Herrera, que tenia su consultorio, en el Edificio Medico Altamira, como lo dice su nombre ubicado en la calle Altamira, # 111 Pte.También, con el dr. Salazar, cuyo consultorio, se ubicaba igualmente en la calle Altamira, pero este cerca del bar “El Vapor”, y frente al consultorio, había una tienda de juguetes económicos, y un poco mas allá, un estudio fotográfico.
La salita de espera, del consultorio del doctor Salazar, era atendido mientras aguardábamos la consulta, por una recepcionista afable y cortés; ese local contaba con muebles de cedro, nunca suficientes, por la gran cantidad de pacientes, que acudíamos, con el medico.En las paredes, existían cuadros, de bebes ataviados, con ropitas, de verdad.
Mi abuelita me desparasitaba, con unas bolitas amarillas, muy amargas, que me tomaba con una cucharada de miel.
También me daba la emulsión de Scott, la del señor que trae un gran pescado.

Pero mi abuelita, no se conformaba con eso.
Le dió por comprarme, aceite de hígado de tiburón, o de tortuga, y era una cucharada grande, sopera, y ese aceite, espeso, espeso, que me quería vomitar de niña, y buelita...
¡No! ¡Tómatelo! o te llevo a que te pongan inyecciones.
Después, para cortar ese sabor y olor a puro marisco, me empujaba una cucharada de jugo de limón.Y yo repetía todo el dia a marisco, y olía a marisco todo el dia.En la bajadita, donde venden artesanías de conchitas de mar, en Tampico, aun es posible, encontrar ese aceite.
Dicen que es muy bueno, hasta para alguien enfermo de tuberculosis, que fortalece mucho los pulmones.Y he sabido de casos, de personas, que al tomar muchas bebidas embriagantes, y sintiéndose muy congestionadas, embotados sus sentidos, por llevar esa vida por largo tiempo, optan por hacer un alto, a ese degenerar su organismo, y buscan desintoxicarse con ese aceite, la variante en esos casos, es que después de la toma, se tapan, de pies a cabeza, para sudar, todas las toxinas, que han introducido a sus cuerpos.
Algunas personas, dejan ya de tomar.Y otras, al retornar a ese vicio, cuando menos, no las agarra tan desprevenidas.Su cuerpo, puede aguantar, un poco más, las papalinas que se avientan.
No se debe dejar el tratamiento medico, pero ayuda la buena alimentación, y las vitaminas y minerales del aceite de hígado de tiburón o de tortuga.


Algunas personas, para evitar sentir asco, vacían el aceite en capsulitas, que venden vacías, en las boticas, y ellas las llenan con ese aceite.O si no, comprar el producto en capsulas, ya etiquetado.He visto, que hasta lo promocionan, como un gran tratamiento en debilidades por cáncer.


Pero, yo considero, que si estamos en la mera mata, donde fácil se consigue el aceite, es mejor comprarlo en la bajadita, que da al mercado Juárez.Se toma solo en tiempo de frio, porque cuando hace mucho calor, pueden salir unas ronchitas, que es un hervor de sangre, por lo caliente del aceite.No hace daño ese hervor, es como un salpullido suave, pero que necesidad de andar sudando mucho a marisco, espérense a que haga frio, y entonces, entonces si, a desintoxicarse, y a proteger su cuerpo contra gripas, dolores, y anemias.

Bueno, ya les avente un comercial, luego paso por mi comisión.No, no es cierto.Lo escribo, para que sepan, el que no lo sabe aun, como se pueden fortalecer.
He visto, y he sentido, grandes cambios en personas débiles.


Y conste, que ni lo vendo, ni tengo parientes en esas bajaditas de Tampico.

viernes, 23 de octubre de 2009

Las noches con buelita



Y volvemos al salón, a la noche alumbrados con quinqué.Si soplaba vientecillo, las flamitas danzaban, y las sombras, parecían bailar también.Aprendí con buelita, a hacer figuras con las sombras de los dedos de las manos; así vencí mi temor a la oscuridad, y comprendí el porque de las sombras.Sabia como lograr que proyectada la luz del quinqué, sobre mis manos, aparecieran en las paredes, delineados gallitos, conejitos, burritos, y tantas figuras que, en mi imaginación, cobraban vida, y de ahí nacían otras tantas historias.
Noche tras noche.Contar y contar buelita.
Entretener a una niña tan pequeña que se caía de sueño.
Al acabar alguna narración mi abuelita, me observaba si estaba sentada o parada, o balanceándome de asiento a asiento, y terminaba el cuento diciendo muy rápidamente…Y colorin, colorado,este cuento se ha acabado.El que se quede sentado(o parado)Será un burro pegado.Ya con esos estribillos, me obligaba a estar atenta, en que momento se terminaría el cuento.A nadie le gusta ser un burro pegado.Y cambiaba las historias, les agregaba personajes, se los quitaba, le daba otros finales, y yo empezaba con…¡Así no es!¡Así no es!Lo contaste la otra vez de otro modo, y así no iba, así no se vale.Y buelita, a ver, hijita, cuéntamelo tu, que a mi ya se me olvido como iba.Y ella barre y barre, moviendo mesabancos, y yo brincando a su lado, como pepita en comal, ¡escúchame! Fíjate abuelita, que iba así el cuento, y a ti se te olvidó esto, es muy importante; y se reía, reía de su niña, que todo se lo creía, hasta el que una viejecita, olvidara la historia del Patito Feo, o de Blanca Nieves y los 7 Enanos, de Cenicienta, de Hansel y Gretel , y las leyendas, y todas las historias que ella escuchó en boca de su madre indígena, o de su padre, un español, cuando la abuelita, también, una vez fue niña.Cuando recién llegue con ella, me dejaba en la casa, acostada en un petate, de esos de trenzado de palma, fresqueando, frente a una rejilla de madera, que mando a hacer, para que me entrara aire, y al pasar ella, de rapidito, me observaba como dormía.Pero una noche, desde lo lejos de un salón, vio pasar una figura de un varón, creyó que era su hijo el estudiante de Normal, lo divisó que se acerco a nuestra casa, e intentó ese sujeto, abrir la rejilla.Buelita, le gritaba desde el salón…( continuará)

La foto es de la escuela Primaria "Expropiación Petrolera" de en ese tiempo Villa Cuauhtémoc,Veracruz, hoy ciudad Cuauhtémoc,Veracruz.

martes, 20 de octubre de 2009

PREMIO BLOG DIAMANTE

Victoria, que tiene varios blogs preciosos,me acaba de regalar este premio ,

que simboliza lo siguiente :

el esfuerzo que se hace por extender redes de amistad a travéz de los blogs.

Su link es :

http://lashadasosagradecemosvuestrospremios.blogspot.com/2009/10/gracias-mi-amiga-del-rincon-de-mi-ninez.html#comment-form



Considero que varios blogs amigos merecen este premio y se los doy a :

http://lunalunera-lunaazul.blogspot.com/2009/10/el-deseo-de-heliodora.html

http://huellasverdesyrojaslejaniasyquimeras.blogspot.com/

http://abuelaciberterceraedad.blogspot.com/2009/10/que-edad-se-es-demasiado-viejo-para.html

http://cantoenflor.blogspot.com/2009/10/en-nuestras-manos.html

viernes, 16 de octubre de 2009

Los tiempos de antes con su venta de petróleo al menudeo



En el pueblo, vendía el petróleo, en su tienda, donde también se expendía carbón, agua embotellada, hielo, y otros productos, el señor Enrique Artolozaga Domínguez.
Una persona, que se dedicó a la venta del petróleo, fue la señora Guillermina Moreno; ella tenía su negocio, por el camino al cementerio.
Había unos tambores grandes, que contenían el petróleo; el piso de tierra de esa propiedad, estaba siempre oloroso a la materia prima de la venta.
Era por el camino a Tampico Alto, o sea a unas 3 cuadras del Café El Gallito ( en la foto,se puede apreciar el negocio), entre el Café, y donde vendían petróleo, existía una tiendita.
El solar, donde vendían el petróleo, constaba al frente de un zaguancito, luego recorrían un caminito de tierra, como de 10 metros, angosto el camino, como un callejoncito.
Íbamos con nuestros trastes, unos botes, o latas, a las que se les hacían hoyos, en sus bordes superiores, para pasar por ellos, unos alambres, que nos servirían de agarraderas.
No había tantos recipientes de vidrio o plástico, y los que había, costaban, no como ahora, que de tantos que hay, tapizas hasta toda una carretera, de aquí a la Luna.
Bueno, si no digo esta exageración, reviento.
Continuo, con el puestesito de venta de petróleo. En el patio, había un gran pozo, y su dueña, lo mantenía alejado de chiquillos curiosos, con macetas de pura planta espinuda, como nopalitos, y ni eso le valía.
Diario, alguna macetita, caía al pozo.
Pero ¡no entienden!
¡No se asomen al pozo!
Por eso pongo matas de espinas, y ni así me vale.
Hay señora, mire, yo estoy haciendo bien la fila; porque hacíamos fila, con nuestros botecitos para el petróleo, y picándonos los insectos.
¿Y como se cayó la maceta?
El que acaba de salir, ¿no lo vio? Ese paso como Pedro por su casa, y nos empujo, parecía que estaba muy ancho, y hasta la macetita, recibió su llegue.
¿Y quien era?
No lo vi bien, pero le prometo, a la otra, yo misma irle a avisar, cuando pase algo así.
Y es que la dueña del lugar tenía sus empleados.
Ella solo estaba al pendiente.
Los empleados, hacían su chamba, ahí por no dejar, nadamás para cumplir con la jornada.
Nos despachaban el litro de petróleo, ladeando bastante el traste donde lo median, y si reclamábamos…
¡Oiga!, eso no es el litro completo.
Al momento de vaciarte el siguiente litro, a tu botecito, como no queriendo, te tiraban parte del petróleo al suelo.
¡Ahí está! completito.
¿Quiere pilón, la niña?, ¿quiere pilón?
Si decías que si, porque te habían tirado parte de tu petróleo al suelo, te lo vaciaban de mala gana, ese otro poquito, de tal modo, que hasta las piernitas te llenaban de petróleo.
Si te quejabas, ¡es que estas muy cerca de donde se sirve, el petróleo!, hazte para allá, y solo hubieras estirado la mano, con el traste.
Ni que uno no supiera, si era del diario, ese ir por petróleo.
Y llegando a tu casa…
De seguro venias jugando, y has tirado la mayor parte del petróleo, que te mande comprar.
Y al que me diga, que tiempos pasados fueron mejores, yo preguntare, ¿cuales tiempos?


Los de juegos, de ir a la playa, bueno, esos si, porque los tiempos de ir a comprar petróleo, pues esos tiempos , no.

sábado, 10 de octubre de 2009

Cuentos y leyendas a la luz de un quinqué



Después de los primos, mi abuelita recibió por parte de mi papá, una niña, de pelo rubio, y ojos claros, que solo duró unos 2 meses con buelita.
Tendría entre 3 o 4 años de edad, era muy bonita, pero muy malhablada, puras leperadas decía, y mi abuelita, le dijo a mi papá, llévate a esta niña, como va a criarse en una escuela, con esa boquita tan descocida.
Esa niña, era hija de una amistad de papá, que estaba pasando por una muy mala racha, y papá, considero, que buelita, la tendría un tiempo de compañía, y así, ayudaba a su mamá, y a su amistad.
Pero a mi abuelita, le daba pena ajena, esa niña.
Y después de unos años, de estar mi abuelita solo con mis tíos, llegué yo al pueblo.
A Pueblo Viejo,Veracruz.
Papá dijo, que solo era por unos meses, mientras se pasaba su luna de miel.
Y nunca se acabó su luna de miel.
Pero estoy conforme, cada dia pasado con mi abuelita Luz, disfruté bastante de su compañía.
Disfruté vivir en esa escuela, en el pueblo.
En Pueblo Viejo.
En los primeros años, en que viví en la escuela, los salones aún no tenían electricidad.
Ya tenía mi abuelita en su casa.
Y también los maestros, en el anexo.
Cualquier desperfecto en el cableado, se acudía a un señor, que le llamaban El Patón.
Y no le cobraba.
Decía, no doña Luz, si yo le cobrara, de acuerdo a todo lo que yo se, le saldría un cuentón, mejor no le cobro.
Eso de vivir en un pueblito, tiene sus ventajas, si no lo sabré yo ¿Como la ven?
En la escuela, trabajo y mas trabajo para mi abuelita Luz.
Cuando tocaban la salida, el campanazo, y se iban los maestros y alumnos, mi abuelita, empezaba salón por salón a limpiarlo.
De chiquitina, yo jugaba, hacia rayitas o dibujitos en un pizarrón, y mi abuelita me contaba infinidad de historias y cuentos.
Y cada noche, abuelita, ¡cuéntame un cuento!
¿Cual quieres?
¿El del borreguito que está contento?
¡Si!
Ya te lo acabo de contar.
¡No buelita! un cuento más largo.
Bueno, este era un gato, con los pies de trapo, y los ojos al revés, ¿quieres que te lo cuente otra vez?
No. Buelita, quiero oír un cuento mucho más largo.
Y me contaba todos los de Andersen, o leyendas de su pueblo natal, y de México, y del mundo entero.
Fabulas, y se daba habilidad de intercalarlos, con adivinanzas, era un cuento largo, un cuento corto, un trabalenguas, una platica de la vida real, una platica de fantasías.
Por eso, mi primer libro, lo hice así.
Unos relatos largos, otros cortos.
En recuerdo, de los que me contaba mi abuelita Luz.
Y solo estaban iluminados los grandes espacios, por las tenues luces de un par de quinqués, uno al frente del salón, y otro en la parte posterior.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Personal de intendencia de la Esc. Prim. "Expropiación Petrolera "



El personal de intendencia de la escuela primaria "Expropiación Petrolera" desde 1940 hasta el año de 1978:




1.-Ángel Mayorga Orozco.
Solo duró un par de años, y el trabajo, se lo dejó a su mamá.
Se pasó de mojado a Estados Unidos dos veces, y la última vez, regresó, con un parche en la nuca, pintada ésta de tinta roja, y por completo trastornado.

2.-Luz Orozco León.
Mi abuelita Luz.
Llegó a trabajar, cuando la escuela, aun no tenia agua entubada ni electricidad.
Y cuando el ciclón del 55, y su casa se quedó muy destrozada, le ofrecieron vivir en la escuela, ya tenía años de trabajar en la escuela, y sirve que cuidaría dia y noche de sus instalaciones.
Venia con ella, también, su hijo José Antonio Tiburcio Orozco, al que le dió carrera de profesor, en la Normal Miguel Hidalgo, la del Padre Rosiles.
Durante años, también vivieron con mi abuelita Luz, dos primos míos, hijos de una hija de mi abuelita Luz.
Mi prima Norma Luz, que vive en Poza Rica, que es dueña de una zapatería.
También de un negocio de bordados, le hacen grandes contratos, y cuenta con varias empleadas.
Y mi primo Lalo, que esta en Monterrey, NL.
Cuando tenían 13 y 14 años, se fueron con su mamá, y mi abuelita sufrió mucho.
A Norma, le pagó sus estudios de secretaria, cuando esta le solicito su ayuda, en unas cartas.
Le decía, abuelita, usted tenia razón. Necesito estudiar.
Ayúdeme por favor.
Y mi abuelita Luz, sin rastro de resentimiento, toda su carrera le costeó.
A mi primo Lalo, abuelita le decía, estudia, lo que quieras, yo le te pago el estudio, y el que aun no tenía pensamientos serios, le decía, abuelita, mira a ese carretonero, que va pasando y que lleva ramas y piedras de acarreo, eso quiero ser yo.
No voy a estudiar.
No me gusta estudiar.
Y cuando ya estaba viejon, creo que ya hasta próximo a casarse, o recién casado, que le de dice a mi abuelita, en una visita que hizo al pueblo:
Abuelita, ayúdeme.
Ya quiero estudiar.
Estoy de ayudante de mecánico dental, y ahora si quiero estudiar.
Quiero ser dentista.
Entonces, abuelita, le dijo, ya es muy tarde.
Ya tienes compromiso, y yo estoy dándole educación a tu prima Luz, y tengo otros gastos.
Para todo hay un tiempo, cuando sale una oportunidad, hay que tomarla, yo te ofrecía esa oportunidad de estudiar, hace más de 10 años, ya vez tú hermana, 2 o 3 años después que se fue de aquí, me tomo la palabra y salio adelante.
Lo siento mucho, pero no puedo ayudarte.
Para que quieres que te desincomode, que dejes de trabajar.
Mi prima, al morir mi abuelita, le mandó hacer una lapida en el cementerio del pueblo, de lo mas bonita.
Mi esposo, se encarga de los pagos por mantenimiento del cementerio.
Mi abuelita, al final de sus días, era más mía que de nadie más.
Y ahora, sus restos, son más míos, que de nadie más.
Su fosa, los papeles de la misma, están a mi nombre.
Un dia, vino mi hermano el sacerdote, y platicando me dijo, quisiéramos, pasar los restos de mi abuelita Luz a Monterrey, estamos la mayoría de la familia allá.
¿Como ves?
No.
Buelita en vida, me dijo, quiero y te encargo esto, que no me anden moviendo, de un lado para otro.
Estoy muy cansada ya.
Deseo descansar. Cuando muera, por favor, encárgate de que mis restos no los anden moviendo de un lado para otro.
Hasta el dia que Dios me resucite.
Y yo obedezco a buelita, aunque ya no esté viva, yo la obedezco. Ya dejo dicho.
Como dos años después, de la petición de mi hermano Eduardo, papá, me dijo un dia al teléfono, hijita, ¿como ves? desearía que me sepultaran al lado de mi madre.
En ese cementerio tranquilo de Pueblo Viejo., Veracruz.



¿Dejo instrucciones a tus hermanos, de que se haga así?
¡Pero papá!
¿Que no piensas en tus otros hijos?
Que tendrán que dar la vueltota hasta el pueblo para llevarte flores.
Si has vivido casi toda tu vida allá, para que quieres ser sepultado acá.
Mira, allá en el cielo, tu y mi abuelita, juntos estarán.
Deja descansar a mi abuelita, déjala descansar por favor.

jueves, 1 de octubre de 2009

Profesora Ethelvina Mercado Castro







24.- Profesora Ethelvina Mercado Castro.( en la margen izq,fila inf.)





Originaria de Tantoyuca,Veracruz.



Me dió 2 do. año de primaria.
A la hora del recreo, nos ponía a bordar. Manteles, carpetitas, toallas.
Nos indicaba que colores eran los más apropiados para los dibujos.
Cuando se jubiló, y en algunas ocasiones, la llegué a encontrar por las calles de Tampico,Tamaulipas, porque andaba de compras, me comentaba de lo arrepentida que estaba de haberse jubilado.
Que extrañaba a los alumnos, el bullicio, sus travesuras.
Que extrañaba a sus compañeros maestros.
Pienso, que como ella, hay por el mundo, infinidad de profesores, que aunque reciban su jubilación, todo su Ser, no entiende lo que dice un papel, y sienten que los salones los atraen; que los han atrapado.
Me decía, si es sabido como me sentiría, jamás me hubiera jubilado.
Hubiera seguido trabajando, hasta que Dios me hubiera recogido.