Latidos de cariño y afecto que nutren al Alma.Gracias por su visita.

lunes, 24 de agosto de 2009

Primera Comunión






PRIMERA COMUNION

Cuando iba a hacer mi primera comunión, no sabia, quien seria mi madrina.
Andaba meditabunda.
Mi abuelita me dijo, yo te compro todo.
Solo busca quien vaya de madrina.
Platicando aquí y allá…¡necesito madrina!
¡Necesito madrina!... y salieron unas candidatas.
No me alcanzaban los dedos de las manos, para tantas candidatas.
Mi abuelita se reía de mí, ahora andaba mortificada, porque no sabía por cual decidirme.
Que si aquella era muy regañona, que si la otra yo no la conocía, lo suficiente, como para arriesgarme, a quedar bajo su mandato irrevocable.
Todas con cualidades, todas con defectos.
Y mi abuelita, no me ayudaba mucho.
Cuando tengas madrina, le vas a besar la mano.
¿Qué?
¿Y si no se la lavo?
Ni modo, será tu madrina, por eso tu la escogerás.
Será tu madrina, para toda la vida.
Y una tarde, de las muchas en que fui de visita con la maestra Isabel Moreno Ríos, me pregunta:
¿Ya tienes madrina?
Pues no se todavía.
Mi abuelita dice que yo decido.
Que yo sola me eche la soga al cuello.
Ríe a carcajadas la maestra Isabel, y suelta el…
¿No te gusto yo de madrina?
¿Qué?
¿Usted, mi madrina?
¿No te gusto? yo nadamas te preguntaba, pero si ya escogiste; si ya le dijiste a alguien, pues ni modo.
¡Nombre!, maestra Isabel.
¡Claro que la quiero como madrina!
¡Ahorita voy y le digo a mi abuelita que ya tengo madrina!
Y agarro impulso para echar la carrera, y me detiene con suavidad la maestra, tocándome el hombro.
¡Espera!, no te digo ¡Siempre eres bien atrabancada!
Dile a tu abuelita, que yo deseo ir de tu madrina, pero pongo una condición.
Pensé, estas maestras, siempre ponen condiciones.
Dígame, maestra Isabel, ¿cual condición?
Dile que iré de madrina, pero que yo te comprare todo, de la cabeza a los pies.
Todo tu ajuar lo traeré de México, en estas vacaciones lo comprare.
Convence a tu abuelita de ello, se que no le gusta dar molestias a nadie.
Pero yo con gusto, haré ese gasto.
Me nace hacerlo.
Si maestra, gracias.
Yo la convenzo.
Casi quería besarle los pies, de lo emocionada que estaba.
Mi madrina, la maestra Isabel Moreno Ríos. Una madrina de lujo.
Y que me compraría todo en México, todo.
Pues, que no fuera, como aquella vez, que le dio por la costura, y se puso a hacerme faldas, blusas y hasta calzones.
Las faldas, me las hizo apretaditas de la cintura, que para que se me hiciera delgadita, me decía, no debes tener cinturita de jícama.
Yo las abría del botón, me asfixiaban.
Y los calzones, porque eran calzones.
No pantaletitas de niña, con encajitos.
¡No señor!
Usaba telas como de popelina, o algo mas gruesas, y tenían forma como de lámpara de buró.
Y mi abuelita ¡tienes que usarlos!
La maestra Isabel los hizo con mucho cariño, y tú en agradecimiento, te los vas a poner.
¡Pero yo no le pedí calzones!
Además, me rozan.
No los quiero. Con una puesta, y ya quede satisfecha.
¡No los quiero! y ¡No los quiero!
Y en esas estábamos, cuando apareció la maestra Isabel, en el marco de la puerta de nuestra casa, y dijo, déjela, doña Luz, la niña tiene razón.
Yo tendría unos 7 años, cuando los calzones de manta, o algo así.
Déjela, tiene razón.
No supe escoger la tela.
Y se dio la media vuelta, rumbo a su casa, y nos quedamos calladas mi abuelita y yo.
Me sentía culpable.
Por decir lo que sentía, lo que pensaba.
Y mi abuelita Luz, seria conmigo.
Su nieta, que no sabía agradecer.
Y ahora, que iría de madrina haber con que ropa me saldría.
Pero me lleve una bella y grata sorpresa.
Llego, después de vacaciones navideñas, con cajotas, que contenían mi vestido de primera comunión, tan hermoso, que me decían, ¡pareces una novia!
Un tocado de cabeza, muy original.
Lo mejor de lo mejor.
Todo mi ajuar de primera comunión. Hasta los zapatos.
Me lo trajo de México, y estoy segura, que lo escogió con mucho amor.
El día de la ceremonia religiosa, vino de visita una prima, y mi abuelita, le pidió de favor que trajera de la Pepis, un gran pastel.
Mi abuelita guiso varias piezas de pollo en mole, acompañado de arroz y ensalada.
Todo un agasajo.
En el oficio religioso, yo fui la única en hacer la primera comunión, tuvo que ser en esa fecha, un 6 de reyes, porque mi madrina, no había podido estar presente en la otra fecha, en la comunitaria.
Y a la hora de comulgar, que mi madrina se abstiene.
El padre, por poco, y nos corre a las dos de la iglesia.
Que para que, se buscan padrinos que no comulgan, que a ver esas catequistas, que no están al pendiente de quienes eran los padrinos.
Y mi madrina, callada.
Cuanto creció mi respeto, amor y admiración por su prudencia.
Primero dejaría de ser maestra, a perder su compostura.
Nos veíamos de reojo, nos entendíamos muy bien.
Sonreí, al pensar, si el padre supiera en lo que cree mi madrina.
Si el padre, supiera, en lo que creo yo.
Yo creo, en lo que cree mi madrina.
Casi desde el kinder, me contaba muchas cosas, solo yo entraba en sus cuartos, donde estaban miles de secretos, de muchos años atrás.
Nunca sabré en vida, descifrar algunas teorías que me revelo.
Y vaya que he buscado en libros, y hasta en Internet, el significado o los alcances de sus pláticas.
Cuando mi espíritu, abandone este cuerpo, buscaré a mi madrina, y se lo preguntaré.
Quedaron muchas dudas en mi corazón, madrina, prepárese porque la buscare.
Cuando se termino la misa, yo cargue al niño Dios, y las señoras y niños del pueblo, pasaban en fila, a depositar un beso al niñito Jesús.
Ya en casa, mucha comida, pastel, y aparte de mi abuelita, mi tío, mi prima, mi madrina, y yo, no había nadie más.
Como que se veía medio desangelado ese festejo.
Mi abuelita, ven, no te apures, vamos al zaguán, bajamos las escaleras, y al que pasaba, lo invitábamos a la comida de mi primera comunión.
Y la casita, se lleno de personas, riendo, comiendo, platicando; dos de esos invitados, eran maestros del pueblo, y yo la pase feliz, muy feliz.