Y ya abusando, encarrilada en esto de narrar cosas que recuerdo, o que me contaron, ahí les va esta anécdota.
Me la contó mi abuelita Luz…
Vivió un caporal, en un rancho cercano, que dejando que un dia cualquiera, una gitana le leyera la mano, ésta le auguró, que moriría de una cornada.
El joven que creía y no creía en la adivinanza del futuro, pero como se puso todo nerviosón, prefirió dejar la vida de rancho, y al pueblo se vino a vivir.
Su nuevo oficio, fue de zapatero.
Duró años ejerciéndolo, y comentaba, al paso del tiempo, riéndose de su credulidad, ya ven, como la gitana mentía.
Ya me estoy haciendo viejo, y cual cornada.
En una tarde, en que limpiaba su solar, de entre la tierra, sobresalió un objeto punzante, y con tan mala fortuna, que cayó sobre de el.
Como adivinaran, era un cuerno viejo, seco, de toro.
El zapatero, padecía de diabetes, su pierna, habiendo sufrido un raspón, con aquel cuerno, se infectó, le mocharon su pierna, y de eso murió.
¿Realmente adivino la gitana, fue sugestión, o coincidencia?
Oh brisa celestial de tu ausencia
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En el crepúsculo
De un amor sublime
Me regocija el hecho
De ser un poema en la memoria
Y una caricia en sus piernas
Un delirio...
Hace 12 horas