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jueves, 18 de junio de 2009

Video/Profr. Rubén Velázquez/Anáhuac/Libro Pueblo Viejo vol.2

Patios y foro de la escuela ( b )


El otro patio, el de a mano izquierda, se ocupaba para el voleibol, y para las ceremonias del día de las madres, de maestros, fin de cursos, y eran esos días en que los alumnos y maestros se lucían con bailables, recitaciones y pequeñas obras teatrales.
Ocupaban el equipo de sonido, utilizando los discos de pasta, los Long Play.
Y unas bocinas, o altavoces de gran tamaño; y sus micrófonos con pedestal.
Al final de ese patio, yendo hacia la izquierda, estaba el foro.
Que era una como casita, de material, con escalones a ambos lados, varias ventanas, y su entrada hacia el zaguancito, que colindaba con el solar de la familia Ostos.
En la parte superior de esa como casita, estaba un hueco rectangular, y era para que se pudieran leer los parlamentos, dar papeleos, pasar algún adorno o vestuario que se necesitara utilizar, guardar de inmediato, de los que estuvieran actuando, cantando o bailando.
Por lo regular, cuando se llego a utilizar el foro, las instrucciones, las daban ya sea frente a frente, o desde abajo, en los alrededores del foro.
En ese foro, se presentaron compañías itinerantes de títeres.
Cobraban a los alumnos, una suma módica, y las funciones eran los fines de semana, por las tardes. Acudían familias completas, y el patio lucia pletórico de público alegre.
Recuerdo, en las funciones, como se movían los títeres, ponían música de fondo; traían argumentos interesantes como el de una corrida de toros.
Con los toreros, que parecía que realmente toreaban, y se escuchaba el sonido del toro, que estaba bufando, y el clarín, y las dianas, esto reproducido en un tocadiscos, de los discos de pasta.
Sacaban infinidad de muñecos, damas encopetadas, y todo el público encantado.
Vinieron también ventrílocuos, con sus muñecos, que creo que invariablemente se llamaban Titino . O tenía un nombre muy similar.
Magos, que aparecían y desaparecían cartas, palomas, gasas de unas varitas; y los chavitos del pueblo, gritaban: ¡ahí lo tenía!, ¡de ahí lo saco!
Los magos con más tablas, desde que llegaban, pedían a alumnos que les ayudaran, para así
poder tener en vilo a todo el demás alumnado. Distraían a la muchachada al hacerlos enfocar su mirada en sus compañeros.
Hubo funciones de payasos, llegaban con sus maletotas, y en cualquier salón, se disfrazaban. Los niños, los seguían, y algunos, se ofrecían de ayudantes, ya sea para colaborar en su cambio de vestuario, o cuidar de sus maletas; ya sea para actuar junto al payaso durante la función.
El payaso, se ponía de acuerdo con los jovencitos, y al momento de su acto en público, pedía un ayudante, y ¡sorpresa!, escogía a esos voluntarios madrugadores como ayudantes.