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miércoles, 29 de julio de 2009

Llueve bonito en Pueblo Viejo Veracruz( b y final )

Hago un ademán de tener prisa, y salgo chispada de la casa de doña Lala.
Dirijo mis pasos, a una tienda, que se ubicaba por la plaza.
Pregunto precios de lámina de cartón.
Los venden por paquetes.
Me dice el dependiente, si gusta, en unos días, se los llevamos a su casa.
Usted, no se vaya a lastimar, están pesadas las laminas de cartón.
Nombre, que van a estar pesadas, pienso yo.
Si ha veces lo mas pesado, es no servir para nada, ni para nadie.
Que tu no le hagas falta a nadie, que no importe si vives o mueres; eso si es pesado.
Cargo a la voz de ¡ya!, con el paquete de laminas, y retorno al hogar de doña Lala con él a cuestas.
Ya lo cargo de un lado, ya del otro.
Pues si pesa.
Pero, más pesa ser inútil.
Llego a casa de doña Lala, abro el zaguán, que chaparrito, y hecho de puras maderitas, unidas con alambritos y mecatitos, mas bien es para decir, ¡alto!, es propiedad privada, que para protección alguna.
Cuando me ven llegar con la carga…
Pelo Malucha, ¡no hubielas gastado!, ¿no te digo?
Hay doña Lala, si no tengo más gastos, que mi persona, y yo les debo mucho a ustedes.
Esas láminas, no son nada.
Tómelas. Hay un día que esté bueno, con calma, reparan parte de ese techo.
Doña Lala entra a su recamarita, y dice:
¡Viejo! ¡Viejo!, mila lo que tlajo Malucha.
Sale don Juan, se le pinta primero en su rostro la sorpresa, y después la alegría; llama a los hijos mayores, y salen en ese momento, a reparar el techo de su casa.
Pienso, las laminas de cartón que les traje, no les va a saber ni a melón.
Es mucho, lo que se necesita reparar.
Y se mueven como hormiguitas, a veces trepan, luego bajan, otros clavan, quitan un pedazo destrozado de aquí, le agregan un nuevo allá, aprovechan una esquinita rescatable de algo, que parece que se deshace en las manos.
Y lo arreglan.
Adiós goteras.
¡Increíble!
Como hacen rendir lo que sea, como sea, y al costo que sea.
Así tengan que terminar ensopados, como esa tarde.
Pero todos muy contentos.
También yo.
A veces, el pueblovejence, presenta una cara de indolencia, pero es que cuentan, una gran porción de la población, con muy escasos recursos, así es mas difícil emprender cualquier proyecto.
Y las cosas se encarecen más, por el trayecto de Tampico al pueblo.
Y el puente, su caseta de cobro, que no terminan por correrla de lugar.
Ni modo, esperar.