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martes, 7 de septiembre de 2010

Cuando nos llegó la colita del ciclón Inés ( infancia pobre pero muy feliz de 2 hermanos ) (3 )


De recién regresó de México, mi tío Ángel, se volvió la ganchuda.
Recorrió el pueblo, gustoso, libre de paredes y horarios.
Hizo amistad, con otro orate como el, y quien sabe que tanto platicarían; si mi tío sólo con sus platicas, no necesitaba de quien lo escuchara, y el otro, también tendría sus platicas, ¡cuento de nunca acabar!
En una ocasión, se perdieron por días, los dos loquitos.
Abuelita, y la otra madre llorosas, recorrían el pueblo, preguntaban a los pobladores, y como son gente tan noble, las animaban…. Ya aparecerán. Si sabemos algo, nosotros les avisamos.
Después de días y días, de búsquedas incesantes, que los encuentran rumbo a Tampico Alto, entre matorrales, bien picados de moscos, enflaquecidos, el amigo de mi tío, ya delirando.
Ese enfermito, murió de esa picoteada, que si fue paludismo, que tal vez lo desnutrido.
Y mi tío se aplacó un poco.
Ya sólo recorría las calles del pueblo.
Le dio por irse a distraer al taller mecánico de don Perico, el señor don Pedro Pérez.
Mi tío, sabia de mecánica automotriz.
Estudió unos años, al igual que mi papá, en Victoria, en la Escuela de Talleres y Oficios, papá, salió mecánico tornero, y mi tío, antes de tiempo, se fastidió y abandonó la escuela.
Esos dos hermanos, mi papá y mi tío, eran muy diferentes.
Mi abuelita, vivía en Tampico, en la Isleta Pérez, por la calle Sol, en una vecindad.
Mis tíos, iban a la escuela mañana y tarde.
Mi abuelita, les decía, cuando entren al salón, compórtense así:
Saluden a sus maestros con un buenos días., señorita profesora.
Y papá: ¡yo no le digo buenas días, yo le digo buenas taldes!
¡Pero muchacho! Pero papá corría, riendo de su chiste.
La maestra hablo con mi abuelita, después de un tiempo, y le comento, su hijo Ángel, tiene mucha inteligencia, si estudia, llegara a algo grande.
Su hijo Lalo, es más duro de cabecita; pero es muy tenaz.
Ángel, casi no quiere estudiar, se aburre.
Con poco que lea, todo repite de memoria.
Y su hijo Lalo, le pone muchas ganas a todo, y todo se le dificulta.
Los dos hijos, se levantaban de madrugada, iban por periódico y vendían, en esas calles de Tampico.
Un dia lluvioso, lleno de charcos, papá por ganarle la venta del periódico a otro niño, se metió a un lodazal, y se hizo una gran cortada en el pie descalzo.
Se le veía blanquear al fondo, de tan honda que estaba la cortada. Anduvo vendado por días de ese pie.
Luego a mi papá, y a mi tío Ángel, les atrajo el bañarse después de clases en el Canal de la Cortadura, iban con varios compañeros de clases y se aventaban clavados, y pescaban.
Por eso, bien va la canción a Tampico, Tampico hermoso.
Rodeado de lagunas, canales, río, playa.
Hermoso Tampico. Como tu no hay dos.
Tus calles, me hablan de mi padre, de mis tíos, mis abuelos, de mis bisabuelos, ¡como no te voy a querer!
Si vemos algunas calles, sucias; con barrerlas y lavarlas quedan bien.
¡Que culpa tienen esas calles, si nosotros no las limpiamos!
Cuando papá era niño, en la escuela, le decían el moro.
Había enfermado de su cabeza, al igual que varios niños, de tiña o roña.
¿Creen acaso que las ciudades siempre son lindas, bellas y siempre hay de todo, lo más agradable, a la vista y al tacto?
Pues papá enfermó de tiña.
Y no había dinero en casa para medicinas.
Su padre pescador, murió en altamar, y su madre, apenas ganaba para darles de comer a sus hijos.
A su madre, le dijeron un remedio efectivísimo.
La caca de vaca, calientita, recién evacuada por la res; depositada en la cabecita, previamente rapada del niño tiñoso. Y mi abuelita lo hizo.
Embarraba la cabeza ya trasquilada de mi papá, con ese excremento de vaca, calientito; le vendaba la cabeza a papá con un paliacate, y ¡váyase a la escuela a aprender!
Durante años, lo conocieron como el moro.
Duró poco el remedio, y años el apodo.
Y se le quitó pronto la tiña a papá.
Pero por lo calientito de la caca de vaca, muy jovencito, la cabeza de papá, encaneció.
( en la foto,abuelita Luz, mi mamá Carmela,mi hermano Eduardo,que hoy es sacerdote en Mozambique,mi hermana Coquito,mi papá Lalo, y la que aquí escribe,junto a su abuelita).

3 comentarios:

  1. Hola Marucha. De veras que me he quedado sorprendido de tantas anécdotas que relatas .
    De manera sencilla y muy humana, expones una serie de acontecimientos familiares, de los cuales he obtenido mucha enseñanza.
    Un fuerted abrazo.

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  2. Marucha: Siempre que te leo, recuerdo a doña Vicentita, era la mamá de una vecina mía (entonces mis hijos eran muy niños)y siempre nos contaba cosas de su Pueblo Coatzacoalcos,donde por cierto hoy tienen problemas de inundaciones.
    Era muy amena su plática y muy interesantes sus historias,como lo son las tuyas, que con mucha paciencia nos las relatas en este espacio.
    Gracias por dárnos a conocer estas conmovedoras anécnotas.
    Te quiere: Doña Ku

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  3. Me haces que recuerde a la mamá de una vecina mía de hace algunos años (cuando mis hijos eran unos niños), doña Vicentita, ella nos contaba anécdotas de su pueblo y me nos encantaba escucharla, más que nada porque eran historias muy diferentes y amenas.
    Gracias por compartir las tuyas, que se me hacen originales y llenas de un sellos muy especial, TU SELLO.
    Recibe mi cariño: Doña Ku

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