Para las inyecciones, y de hierro, que dejaban toda la pierna dormida, puesta y dispuesta, doña Irma Gutiérrez. Que era la partera del pueblo.
Su casa, se encuentra, al lado de donde estaba la peluquería.
Solo por un tiempo, vivió en casa de una de sus hijas, por el rumbo de la iglesia de la Purísima Concepción ( ver foto de la iglesia del pueblo,cortesía del cronista profesor Martín Pérez San Martín ), en una casa grande de madera.
Y continuaba parteando, en esa casa, si no la dejaban, de dia y de noche, era muy solicitada. Mientras edificaban cuartos y cuartos, en su propiedad, para las parturientas.
Hermosos cuartos, todos azulejeados, y pisos de mosaico, un lujo para esos años, pero el sacrificio hizo, para comodidad de sus pacientes.
Su esposo, murió hace poco, de 98 años de edad. Su nombre era don Eustacio Navarro Sifuentes, conocido por todos como don Tacho, el peluquero más querido y reconocido de la región.
Es que no crean, que solo era peluquería y ya.
Si casi, casi, era el psicólogo, de todo el elemento masculino del pueblo.
Siempre tenia tiempo, para escuchar las platicas, las cuitas, las quejas, los planes, de todo aquel que lo pasaba a visitar, a saludar, aunque no fuera a peluquearse en ese momento; al fin que tarde que temprano, todos eran clientes de el.
En ocasiones, solo iban a echarse una partidita de damas chinas, o de ajedrez.
Los comodinos, a leer el periódico del dia, o las revistas, como “ Los Agachados”, “La Familia Burrón”, “ Hermelinda Linda”, “Condorito”, “Chanoc”, “Alarma”, “Alerta”, “Kalimán”, “El Libro Vaquero”, o llenar los crucigramas, de algunas revistas especializadas en ellas.
Me daba cuenta de todo este trafique, porque llevaba a mi tío enfermo, a peluquearse.
Primero me daba una vuelta, para checar, cuantos clientes había por delante, mientras no sabía bien a bien la movida, solo me asomaba, y corría a la casa, para decirle a mi abuelita son tantos…
Como a la media hora, me decía mi abuelita, ves a ver, si ya son menos clientes, para que tu tío no se tarde tanto, no vaya a empezar a hacer un alboroto, o se fastidie, y agarre camino, y ya no se peluqueo.
Me aventaba otra carrera a la peluquería, y seguían los mismos tantos clientes que ya había contado.
Mi abuelita se desesperaba, y me regañaba, con un, o no sabes contar, o porque no te fijas bien en cuales son los clientes, cual es su físico, como edad, estatura, o su modo de vestir.
A lo mejor ya llegaron otros, y tu los estas contando, como si fueran los mismos de hace rato.
Pregúntale a don Tacho, de quien va a seguir tu tío Ángel.
Y que se te quede bien grabado, como es esa persona, ya no quiero errores. ¿Entendido?
Con el tiempo fui agarrando golpe, y don Tacho, al mirar que yo me asomaba, sonriendo me indicaba con una seña, cuantos eran en realidad, los que faltaban de peluquear o de rasurar, y de quien seguiría mi tío.
¡Un gran tipo don Tacho!
Delgado, ágil, muy ágil con su navaja, peine y tijeras, en ocasiones, me quedaba un ratito, mirando su destreza en el rasurar y peluquear a sus clientes.
Parecía que iba a operar, así de respetuoso lo veía en el desempeño de ese oficio que le encantaba; sacudía muy bien el sillón, de rastros de cabello del anterior trabajo, invitaba a subirse al cliente, a ese sillón, como si este fuera a ser su trono, durante la rasurada.
Ya sentado, movía una palanca para recostarlo un poquito, y con otra palanca, pedaleaba, esta ultima hacia un sonido como de fuelle, una especie de pu/pu/puf, y así ponerlo a la altura que el considerada necesaria, de acuerdo al físico del prospecto, si era bajito, corpulento, alto, gordo ,flaco, etc.
Ya puesto a la altura requerida, ahora le colocaba la tela, del tamaño de un mantel, que le llegaba hasta las rodillas a la mayoría de los clientes, sujetándosela d el cuello.
Le embadurnaba jabón, con una brochita, para suavizar su piel, y sacaba una navajota, como para matar cochinos, y sus clientes, tan tranquilos.
A la navaja, le sacaba filo, en una como correa, que tenia pegada a la silla giratoria de peluquear, limpiaba la navaja de continuo, y en el rostro del cliente, marcaba caminos, pulcros, limpios de jabón y de barba.
Los enjuagaba bien, los secaba con una toalla, y les daba unas como cachetaditas, con una loción, y de pilón, le pagaban por cachetearlos.
Olía tan bonito ese lugar, todo tan tranquilo, todos hablando como en susurro, a nadie le conviene que el peluquero, se distraiga, cuando esta con una navaja así de filosa, apoyada en el cuello de un cristiano…
Su peluquería, tenia dos puertas, una por cada lado de la escuadra que formaba la esquina, corría tan libre el viento, que no hacia falta prender el abanico; por fuera de ella, existía un cilindro, que parecía un caramelo, con tiras anchas color rojo y blanco, que siempre giraba, y giraba, como hipnotizándolo a uno.
Estaba frente a la plaza, la peluquería de don Tacho.
Doña Irma su esposa, y partera desde muy joven, aun vive, ahora ha estado un poquito enfermita, y logro salir de su cama, reponiéndose de una embolia, pero ha tenido fuerza de voluntad, y Dios la ha sostenido, y sigue siendo doña Irma Gutiérrez, un orgullo de nuestro pueblo, de Pueblo Viejo.
El año pasado, le hicieron un reportaje, para un periódico de Tampico, Tamaulipas (Estado vecino) pues si Pueblo Viejo, Veracruz,tiene muchas historias que contar.
Y todas de superación, a base de muchos esfuerzos.
Ayudar a nacer. ¿Puede haber algo más hermoso? El trabajo de las parteras ha sido siempre muy sacrificado. Siempre acudir cuando la llaman, siempre consolar y ayudar.
ResponderEliminarEra muy hermoso su trabajo. Hoy no es lo mismo en los hospitales donde es más difícil ese contacto próximo y cariñoso de las parteras. Un saludo cordial.
Haisssss como han cambiado los tiempos!! antes todo el vecindario era como familia, te i bas y dejabs casa abierta, a la mira de la vecina, hoy.. ni se te ocurra o te encuentras la casa desmantelada!!
ResponderEliminarRecuerdo que en cuanto llegaba el buen tiempo, saliamos a la calle,a pasar la velada, los niños con sus bocadillos y todo un grupode vecino riendo y felices... mmmmmmm nostalgia!!
Saludos desde el Mediterraneo español
Don Fernando, gracias por su visita.
ResponderEliminarTengo entendido que a las parteras que tenían muchisisisisimos años de ejercer, el gobierno les dió unas conferencias educativas sobre salud y luego les entregó un diploma reconociendolas como parteras empíricas.
Pepa, pues acá está dos que tres,hay colonias muy tradicionales,de gente muy emparentada entre sí,aunque sea por compadrazgos,o de amistades de muchos años,y hay otras colonias, que casi no se conocen los vecinos entre sí.
ResponderEliminarDonde vivimos nosotros está a todo dar,vivimos en una colonia desde hace un poquito más de 30 años.
Mi marido su infancia la pasó en la colonia aledaña,te cuento que está a sólo 8 cuadras de distancia,así que estamos como rodeados por familia.
Es lindo vivir así.
Recibe un abrazo desde estas tierras de mar,sol y mucho amor.
Hola Marucha: He estado viendo tus blogs, son muy interesantes, perdona que haya tardado, he ido agradeciendo el apoyo dado a mi persona a muchos amigos de mi blog de ni un puntito, de momento no escribo, ya veremos más adelante, por ahora desdeluego que no.
ResponderEliminarGracias por venir a mi blog donde pongo poesías, ahí, me encuentro muy agusto, así nadie sabe de mis sentimientos...
un fuerte abrazo, amiga
Maite
miau!
lo leido es muy bueno,porque llega a reflexionar,pocs veces lo veo...gracias por tus comentarios siempre y un abrazo
ResponderEliminarlidia-la escriba
www.deloquenosehabla.blogspot.com
Pelusa, cariño,me alegra saber que cada día estas mejor.
ResponderEliminarRecibe un abrazo de tu amiga.
Lidia-la escriba, gracias por tu visita,eres un encanto.
ResponderEliminarQue grato lo que compartes, estas riquisimas reminicencias de épocas que se recuerdan.
ResponderEliminarCariños
Abuela Cyber, continuamos escribiendo,escribiendo y escribiendo.
ResponderEliminarDebemos hacerlo,para así,preservar un poco del pasado.
Recibe un abrazo desde estas tierras de mar y sol.
bien bonito.... un fuerte abrazo||| marucha...
ResponderEliminarMarucha, como siempre, muy bonita tu entrada, muy bonita y muy entrañable. Me ha gustado mucho el término peluquear, aqui en España decimos pelar: ir a la peluquería a pelarse... pero es mil veces mas bonito decir ir a la peluquería a peluquearse, y ademas de más bonito, mucho más lógico... un gustazo leer esta historia de don Tacho y doña Irma
ResponderEliminarUn besote, ya sabes, de los supergordos
apm gracias amiga por tu visita, te quiero mucho,ya lo sabes y te mando muchos besos.
ResponderEliminarTimoteo Estevez mucho muy agradecida por tus lineas,y ya sabes, estoy seguido visitandote,tu blog es muy interesante.
ResponderEliminarhola marucha como siempre es grato leer estas historias de enseñanza, hoy en dia se añora todo eso, sigue deleitandonos con tan lindos relatos un abrazo y bendiciones con amor....luz estrella
ResponderEliminarMe encanta pasar por aquí. ¡Qué historia tan peculiar la de la partera y el peluquero! Entre los dos debían conocer todos los secretos del barrio!! Todo lo que escribes suena auténtico. Un abrazo.
ResponderEliminarestrella-luz,gracias amiga por tu cariño, y aquí estamos,navegando en la red.
ResponderEliminareligela vida, gracias por tu visita, es cierto, estas son narraciones tomadas de la vida real,son fotografías de un ayer,que fincó nuestro hoy.
ResponderEliminarRecibe un abrazo con cariño desde estas tierras de mar y sol.
Ramón Antonio Pérez, bienvenido a esta tu casa.
ResponderEliminarQue bonita historia, es bueno reconocer los trabajos el esfuerzo de una persona, se esta perdiendo la capacidad de reconociento de una persona que dedico toda su vida algo que siempre le gusto.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Con cariño
Mari
estoy-viva,gracias por tu visita.
ResponderEliminarRecibe un abrazo con afecto.
hola Marucha, que bonito que gente como tu dedique tiempo a relatar algo bonito de nuestro pueblo, desgraciadamente mi abuelita irma gutierrez ya no esta con nosotros, solo para agradecerles los bellos comentarios que hacen de ella y decirles que con sus palabras tan hermosas podemos sobresalir de este vacio tan grande quer nos dejo nuestra abuelita irma.... saludos
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